Por Dra. Ariana F. Santillán (MN 161.646), obstetra de Halitus Instituto Médico y exinstructora de residentes de Tocoginecología del Hospital Argerich.
Finaliza la semana del parto respetado, un momento para reflexionar sobre sus implicancias, y los derechos y responsabilidades tanto para familias como para el equipo de salud. El parto respetado como espacio de protagonismo de la familia, más allá de la vía de nacimiento.
Desde el año 2004, la Asociación Francesa para el Parto Respetado (AFAR, Alliance Francophone pour l”Accouchement Respecté) promueve la conmemoración de una semana dedicada a la reflexión sobre los alcances de las leyes relacionadas con el parto respetado en distintos países y qué consideraciones tienen diversos organismos como Unicef. Durante esta semana, se realizan diversas actividades para dar a conocer los derechos y responsabilidades de las familias y los equipos de salud en cada nación.
En nuestro país, desde la implementación de la Ley de Parto Respetado 25.929, esta conmemoración se ha llevado a cabo de manera simultánea con las celebraciones a nivel mundial. Cada año, el Ministerio de Salud propone un lema que representa un objetivo específico de esta Ley. En 2023, el lema elegido es “Salud es parir libres de violencias”.
¿Qué es un parto respetado? ¿Qué es parir libre de violencias? Este parto es aquel donde el equipo de salud y la familia que acompaña trabajan en equipo para promover un espacio donde se respeten los derechos de los niños, niñas y sus familias, así como sus particularidades y diversidad en términos biológicos, étnicos, políticos y sociales. Acompañarlos en la toma de decisiones seguras desde la información y el respeto de sus decisiones. El objetivo principal es construir juntos un espacio de protagonismo para la familia durante el nacimiento, reconociendo que ellos son los verdaderos protagonistas de esta experiencia.
Es importante destacar que tanto el equipo de salud como la familia tienen derechos y responsabilidades en el abordaje del parto. Estos derechos deben ser respetados independientemente de las circunstancias y las vías del nacimiento. Asimismo, aspectos fundamentales como el contacto piel con piel y la lactancia materna en la primera hora de vida deben ser facilitados por el equipo de salud, siempre que las condiciones de la madre y el recién nacido lo permitan.
Un objetivo clave del equipo de salud y la familia es promover un paradigma de atención perinatal basado en la colaboración y el respeto mutuo. En este enfoque, la familia, en todas sus dimensiones, se convierte en el eje protagónico junto al equipo de salud. Se busca fomentar la autonomía, calidad y calidez en la atención, creando un espacio de escucha y consenso. Sin embargo, siempre se tiene presente que las expectativas y deseos sobre el proceso de parto pueden verse modificados por decisiones necesarias para salvaguardar la salud de la persona gestante y el niño o niña por nacer.
En conclusión, la conmemoración de la semana del parto respetado nos invita a reflexionar sobre la importancia de construir un espacio de protagonismo y cuidado para las familias durante el proceso de nacimiento. Tanto el equipo de salud como la familia tienen un papel fundamental en la promoción de una atención respetuosa y segura, donde se respeten los derechos y particularidades de cada individuo. Con un enfoque colaborativo y basado en la información, buscamos garantizar una experiencia de parto libre de violencias y empoderadora para todas las familias.