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Parir en casa: los recaudos a ser considerados según médicas, parteras y mujeres que lo eligieron

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 Estar acompañadas por personal idóneo y hacerlo sólo en casos de embarazos de bajo riesgo, con un único bebé y que llegaron a término son algunas de las recomendaciones de médicas, parteras y mujeres que eligieron dar a luz en sus casas -una modalidad que no es ilegal pero tampoco está regulada en la Argentina-, y que busca promover partos respetuosos de “la autonomía y los tiempos” de las gestantes.

Alina Campilongo parió a su primera y única hija en una de las habitaciones de su casa, acompañada por su pareja, dos parteras y una doula -mujer que acompaña a otra durante el trabajo de parto- el 31 de agosto de 2019.

De ese momento, le quedó grabada la sensación de estar “permanentemente informada y cuidada” por quienes la asistieron.

“Incluso en el medio del parto, en ningún momento dejaron de preguntarme e informarme lo que iban a hacer y esperar mi respuesta. Es algo muy diferente a lo que se vive en una institución”, expresó la mujer de 40 años en diálogo con Télam, en el marco de la Semana Mundial del Parto Respetado.

Y continuó: “Creo que parir en casa habilita la seguridad de que ese momento sagrado del nacimiento va a ser realmente sagrado no sólo para la familia, sino también para quienes te están asistiendo”.

Después de un trabajo de parto de más de 20 horas, a su hija la tuvo en cuclillas, sostenida por su pareja, y pudo tomarla en sus manos desde el primer instante.

“El respeto por ser la primera en tocar a mi hija y que te permitan vivir ese momento tan único en que conoces a quien estuvo nueve meses dentro tuyo y a tu cuidado es fundamental”, evocó Alina, quien destacó a su vez “todos los beneficios, ya demostrados, que puede tener un bebé con esos primeros contactos”.

“Lo más importante es poder garantizar que la llegada de un hijo a este mundo sea un momento amoroso”, sostuvo.

La Ley de Parto Humanizado Nº 25.929, sancionada en 2004, establece los derechos básicos que garantizan el respeto y autonomía de las mujeres y en su relación con sus bebés en la etapa del embarazo, parto, trabajo de parto y postparto.

Asimismo, la violencia obstétrica está contemplada en la Ley de Protección Integral Nº 26.485 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

Sin embargo, estas prácticas aún persisten en instituciones públicas o privadas, que no logran adaptarse a los tiempos y necesidades de las personas gestantes para un parto respetuoso.

En ese escenario y especialmente tras la pandemia de Covid-19 crecieron los partos fuera del sistema hospitalario, en muchos casos luego de tener experiencias ginecoobstétricas violentas previas.

El parto en casa no es ilegal en Argentina, pero tampoco está regulado por el Estado, por lo que actualmente se lleva adelante únicamente de manera privada.

Camila Arboleya también parió en su casa a sus hijos Juan (6 años) y Julián (3 meses). A éste último en la localidad bonaerense de Sierra de la Ventana, donde reside junto a su familia.

Desde que supo que estaba embarazada empezó a buscar alternativas que escaparan a la “velocidad atroz” que le imponen a los nacimientos en las instituciones, según definió.

“Parir es lo más natural que tenemos, yo no podía creer que el parto fuera como lo conocía: a las apuradas porque el personal médico tiene que ir a atender a otro bebé, en una camilla atada al suero y mil luces en la cara”, describió la joven de 32 años.

En los meses de embarazo se fue preparando “en lo que sí quería vivir y lo que no” a partir de consultas mensuales con las parteras, que seguían su salud y la de su bebé mediante “todos los estudios médicos que hacía con la obstetra en paralelo”.

Los controles continuaron, una vez que tuvo a sus hijos, durante el tiempo de posparto.

En ese sentido, ambas mujeres destacaron la importancia de estar acompañadas por “personal idóneo” que brinde “siempre toda la información para decidir”.

“En mi caso fui a profesionales con título universitario y matrícula, y eso me parece importante resaltar porque a mi me encanta el trabajo de las doulas, pero creo que es importante que (quienes asisten los partos) sean personas preparadas para hacerlo”, enfatizó Camila.

En octubre pasado, una mujer de 37 años murió tras parir en su casa en manos de dos “acompañantes” no universitarias y sin matrículas, según el relato de su esposo en redes sociales.

Había decidido esta modalidad luego de atravesar dos cesáreas y sufrir episodios de violencia obstétrica, describió su pareja.

La mujer murió por acretismo placentario, una patología que requiere una cirugía difícil de atender en una urgencia, que además había sido advertida por la médica obstetra con quien se hacía los estudios en paralelo durante el embarazo y que sus “acompañantes” desestimaron.

“Lo fundamental es que el parto en casa debe ser siempre acompañado y asistido por profesionales habilitados, en condiciones de interpretar las complicaciones y atenderlas”, apuntó Claudia Alonso, médica obstetra y cofundadora de la organización Dando a Luz.

La médica, que hace más de dos décadas acompaña partos en domicilio, indicó que sólo es recomendable “cuando se transcurrió un embarazo saludable, tiene que haber llegado al término (después de las 37 semanas) y tiene que ser un único bebé, ni dos ni tres”.

Alonso sólo lo aconseja cuando “no hubo más de una cesárea anterior; en general, con más de dos cicatrices uterinas es recomendable estar en instituciones”.

En los casos que sea posible un parto en casa, el foco está en respetar “la autonomía y los tiempos” de las gestantes.

“El parto es un hecho hormonal de la vida sexual de la mujer y, como tal, requiere de intimidad, calma y no ser interrumpida. Eso es lo que entendemos por parto respetado, que se ponga las decisiones y deseos de la mujer en el centro”, aseguró Verónica Pla, licenciada obstétrica de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

La especialista aseguró que se basan en los consejos de la OMS para un nacimiento saludable, que contemplan el respeto por la fisiología del parto, el libre movimiento de la mujer durante el trabajo de parto, estar acompañada por la persona que desee, poder parir en la posición que sienta más cómoda y recibir la asistencia que necesite.

“Parece una obviedad, pero los partos en casa ya no son como siglos atrás, se asisten con todo lo necesario”, agregó la partera, coordinadora de El Buen Nacer.

Si bien el parto es un evento natural, pueden aparecer complicaciones, muchas veces imprevistas, que requieren actuar rápidamente.

En ese sentido, Pla enfatizó en que el parto en domicilio “debería tener siempre una derivación o coordinación con algún sistema de salud del siguiente nivel de complejidad”.

Sin embargo, advirtió que este “es el principal problema” ya que “muchas veces las instituciones cierran las puertas a estas mujeres, las demonizan por su decisión”.

“El motivo más frecuente de traslado es cuando el trabajo de parto fue muy largo y la mujer está muy agotada”, agregó Alonso y concluyó advirtiendo que “el prejuicio y el estigma muchas veces termina nublando el juicio clínico”.

(Por Clara Olmos)

Fuente Télam

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