El colombiano Felipe Gamba Paredes, vicepresidente de Estrategia Internacional de Disney Theatrical Group en Nueva York y productor de “La Caja Mágica”, el ambicioso musical que se estrenará mundialmente el 11 de enero en el Teatro Ópera, explicó que la decisión de presentar el espectáculo en Buenos Aires en lugar de hacerlo en circuitos estratégicos como Broadway, responde a que en su historia personal “existe un lazo afectivo entre esa ciudad y el teatro”.
Bajo la premisa “Todo Disney. Un solo musical”, “La Caja Mágica” ofrecerá una suerte de viaje a través del universo mágico de la marca centenaria. Desde los primeros dibujos animados sin color, los personajes clásicos como Mickey, Minnie y Donald; películas como “Cenicienta” o “La Bella y la Bestia” hasta “Moana” y la aún no estrenada “Wish: el poder de los deseos” formarán parte del recorrido del show.
La decisión de presentar en la Avenida Corrientes este espectáculo que incluirá fragmentos de ochenta canciones de distintos largometrajes clásicos de Disney, proyecciones, una orquesta en vivo y la actuación de un elenco latinoamericano de 26 actores, bailarines y cantantes, no fue casual.
Las razones las explicó Gamba Paredes frente a la producción, el elenco artístico, técnico y creativo del espectáculo, antes del primer ensayo oficial en los estudios de Frame Zero, en el barrio porteño de Villa Ortúzar, al que accedieron algunos medios de prensa.
“En Buenos Aires aprendí y me enamoré más que nunca del teatro”, sintetizó el responsable de musicales exitosos de Broadway como “La Bella y La Bestia”, “Aladdín” y “El Rey León”.
Nacido en Colombia, Gamba Paredes vive hace treinta años en Nueva York. Conoció los mejores teatros del mundo y presentó sus producciones en las salas más emblemáticas pero su vínculo con Buenos Aires está arraigado en dos hitos fundacionales de su historia personal.
“La primera vez, tenía catorce años y vine de vacaciones con mis padres. Yo empecé a hacer teatro cuando era muy joven y tenía referencias de la vida teatral y cultural de la ciudad, había leído a Quino y ese viaje fue muy importante”, reconoció.
Rodeado de fragmentos a escala pequeña de la escenografía que, en principio y sin artificios técnicos constará de una aparentemente simple e insípida caja blanca para luego desplegar toda la “magia” de Disney, rememoró las librerías de la Avenida Corrientes donde en su adolescencia compró títulos de Konstantín Stanislavski, entre otros autores clásicos del teatro, que fueron fundacionales en su formación profesional.
Siete años después volvió al país, pero esta vez como un estudiante universitario de intercambio. Viajó desde la Universidad de Nueva York, donde estudiaba Escritura Dramática en la Tisch School of Arts, hasta la sede de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Ese período, lo recuerda como un momento “absolutamente fundamental” de su carrera en el que comenzó a vincularse con los principales exponentes de la llamada “nueva dramaturgia” de la década del ’90.
Así fue que junto a Rafael Spregelburd, Alejandro Tantanian y Daniel Veronese recorrió los galpones donde se hacía teatro alternativo alrededor del viejo Abasto, el Centro Cultural Rojas y el Teatro San Martín.
Por esas razones fue que eligió la Ciudad de Buenos Aires como el lugar perfecto para la presentación mundial de “La Caja Mágica”.
“Siempre había tenido la idea de empezar un proyecto por fuera de ese centro neurálgico de nuestra industria, que es Broadway, y recoger talento de otras partes del mundo”, explicó.
Y agregó: “Buenos Aires es la tierra de Homero Manzi, Cátulo Castillo, de letras de tango tan hermosas y los contenidos de Disney que estamos trabajando, más allá del fenómeno comercial, son igualmente profundos y hay que entenderlos como el arte que son”.
De esa premisa surgió, hace cuatro años, la idea de crear un espectáculo distinto a todos los anteriores. Era el comienzo de la pandemia y el mundo entero estaba encerrado. Felipe llevaba una década montando musicales de Walt Disney en más de treinta países cuando tuvo una idea de la que a veces, reconoció entre risas, se arrepiente: “En ese momento de pausa me dije: ¿Por qué en vez de hacer una historia no hacemos todas?”.
Así surgió este espectáculo que incluye fragmentos de -nada menos que- ochenta canciones icónicas de distintas películas de Disney como “Un mundo ideal” (“Aladdin”), “No se habla de Bruno” (“Encantada”), “Cuán lejos voy” (“Moana”), “Ciclo sin fin” (“El rey León”), “Libre soy” (Frozen: una aventura congelada) y “This Wish” (del nuevo filme animado “Wish: el poder de los deseos”).
La obra, desarrollada por Disney Theatrical Group, en asociación con Fever y producida por RGB Entertainment, cobrará vida en Argentina el próximo 11 de enero en el Teatro Ópera. En una esquina de los estudios de Frame Zero, pegados en algunos pizarrones blancos, se podían espiar algunos adelantos de la utilería, como las clásicas escobas de “Fantasía” o muestras de las telas para algunos de los vestidos que utilizarán los protagonistas.
“Así fue cómo el sueño de uno se convirtió en el sueño de todos -destacó- porque este ahora es un sueño compartido que ya no me pertenece solo a mí y, muy pronto, en enero, le empezará a pertenecer a toda la audiencia”.
“Para que sepan -contó a modo de primicia- ya hemos vendido 10.542 tickets”. Las entradas para el show, ya se encuentran a la venta por Ticketek.
Para cerrar el primer ensayo oficial, luego de que el guionista, director y codiseñador de escenografía, Thaddeus McWhinnie Phillips hiciera un recorrido veloz por el storytelling del espectáculo, el elenco cantó “Mucho más allá” de la película “Frozen 2” y, tal vez también como una pista de lo que recibirán en cada función a partir de 2024, se ganó la ovación de todos los presentes.
Fuente Télam