El presidente del Gobierno español en funciones, el socialista Pedro Sánchez, y su rival de derecha y líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, se ofrecieron hoy al rey como candidatos a ser investidos por el Parlamento al frente del próximo Ejecutivo, luego de las elecciones generales del mes pasado.
El PP fue el más votado en los comicios del 23 de julio, pero el partido PSOE de Sánchez, en el poder desde 2018, quedó en mejor posición para que su líder sea reelecto al frente de otra coalición progresista, aliado con fuerzas -incluyendo agrupaciones independentistas y nacionalistas- que le permitirían llegar a la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados.
El rey Felipe VI, el jefe de Estado español, deberá ahora elegir entre Sánchez y Feijóo y proponer a uno de ellos como candidato a presidente del Gobierno para que sea investido por el Congreso de los Diputados, la cámara baja del Parlamento, en una votación que se espera para este mes o el siguiente.
Para ser investido, el nominado debe lograr el apoyo de la mayoría absoluta de 176 de los 350 diputados en una primera votación o una mayoría simple una segunda votación 48 horas después, y en caso de que no lo logre un primer designado, se espera que el rey nomine entonces a un segundo líder partidario para que haga su propio intento.
Si transcurrido el plazo de dos meses a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el rey disolverá el Congreso de los Diputados y el Senado y convocará nuevas elecciones.
Sánchez dijo a la prensa que trasladó al rey que se veía capaz de conseguir “la mayoría suficiente”, como a su juicio quedó evidenciado la semana pasada cuando el Congreso de los Diputados nombró presidenta a su candidata, la socialista Francina Armengol, con el respaldo de 178 diputados, incluyendo los siete del partido independentista Juntos por Cataluña (JxC).
“Sólo hay una mayoría parlamentaria posible, una mayoría progresista liderada por el PSOE. No hay otra alternativa que reeditar un Gobierno de progreso”, dijo Sánchez en rueda de prensa en la sede del Gobierno en Madrid tras ser recibido en audiencia en el Palacio de la Zarzuela en el segundo y último día de consultas entre el rey y los líderes de los diferentes partidos.
El líder del PSOE dijo que el proceso de investidura “no es un trámite de exhibición, sino que tiene la finalidad de lograr la mayoría suficiente”, y que a su juicio la posible alternativa del PP liderada por Feijóo es “baldía” y su investidura resultaría “fallida”, aun con el apoyo de sus potenciales socios del partido de extrema derecha Vox.
Sánchez tiene asegurado ya el apoyo de los 121 del PSOE y los 31 de la coalición de izquierda Sumar. Con el respaldo de los demás partidos con los que está negociando, incluyendo JxC, obtendría 178 votos, dos más que la mayoría absoluta.
De todos modos, el líder socialista dijo que el PSOE respetará cualquier decisión que adopte el rey, que recibió luego a Feijóo.
En declaraciones posteriores en el Congreso, Feijóo reiteró que él debería ser investido porque el PP fue el más votado en las elecciones y porque sería peligroso para España una posible alianza entre un Gobierno liderado por el PSOE y los independentistas catalanes de JxC, cuyo líder, Carles Puigdemont, vive exiliado en Bélgica y es reclamado por la Justicia española.
En caso de ser nominado por el rey, “lo aceptaría como honor, con lealtad a la monarquía, las instituciones y consciente de la responsabilidad”, dijo, informó la agencia de noticias Europa Press.
Feijóo afirmó que contaba ya con 172 votos para ser investido presidente si el rey le encargara hacer el intento: los 137 diputados del PP, los 33 diputados de Vox y dos más de agrupaciones regionales: uno de Unión del Pueblo Navarro (UPN) y otro más de Coalición Canaria (CC), lo que lo sitúa a solo cuatro de la mayoría absoluta.
Agregó que un eventual Gobierno liderado por el PP garantizará la gobernabilidad y el respeto a la Constitución, una alusión a su rechazo a acuerdos con formaciones independentistas.
Felipe VI recibió también hoy al líder de Vox, Santiago Abascal, quien dijo que transmitió al rey que apoyaría la investidura de Núñez Feijóo si cumple determinadas condiciones, sobre todo no impulsar ni permitir que se vede la posibilidad de participar del Gobierno a su partido, cuyo nacionalismo, euroescepticismo y ultracatolicismo son rechazadas por casi todos los demás.
Pedimos “que el PP no colabore ni por acción ni por omisión con el cordón sanitario” a Vox, dijo Abascal en el Congreso de los Diputados.
JxC dio su apoyo a la candidata de Sánchez a presidir el Congreso de los Diputados en virtud de un acuerdo con el PSOE que contempla permitir el uso en el Parlamento del catalán, el vasco, el gallego y todas las lenguas diferentes al castellano que se hablan en España y pedir a la Unión Europea (UE) que lo autorice también en todas sus instituciones.
Puigdemont, a la que la Justicia española quiere juzgar por malversación y desobediencia por una declaración unilateral de independencia de Cataluña hecha en 2017 cuando él era presidente catalán, dijo que el acuerdo con el PSOE valía solo para la votación de las autoridades del Parlamento.
El líder catalán, que exige un referéndum independentista en Cataluña que Sánchez ya ha dicho que no permitirá, dijo que serán necesarios más acuerdos y el cumplimiento del anterior para que su partido apoye una investidura del líder del PSOE en la Congreso de los Diputados. Puigdemont también pide amnistiar a todos los detenidos por el intento secesionista de 2017.
En sus declaraciones a la prensa, Sánchez dijo que había que esperar a conocer la decisión del monarca antes de comentar las negociaciones del PSOE con los partidos independentistas, en particular con los catalanes, y las peticiones que estos están haciendo para garantizar su respaldo de cara a un segundo mandato.
“Hablar sobre el proceso de negociación como potencial candidato es prematuro”, replicó, aunque insistió con que la “aritmética parlamentaria” sitúa al PSOE en mejor situación que al PP.
En cuanto a la exigencia de una ley de amnistía planteada por los independentistas catalanes, Sánchez ha evitado aclarar si el Gobierno está abierto a ello, recalcando que “el diálogo es el método y la Constitución es el marco”.
Preguntado expresamente si considera que dicha ley sería constitucional, esgrimió que no le corresponde a él decirlo, sino al Tribunal Constitucional.
Fuente Télam