Las condiciones de vida en la Ciudad de Buenos Aires mostraron un cambio en su composición en el primer trimestre de 2023 respecto del mismo período del año pasado, con un aumento de los hogares y las personas en situación de indigencia y un descenso en la cantidad de pobres no indigentes.
Además, hubo en ese lapso un significativo incremento en la cantidad de no pobres vulnerables y una leve suba de la clase media, a costa de la disminución de los sectores acomodados y del sector medio frágil.
Los datos forman parte del último informe elaborado por la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad (Dgeyc), en el que se advirtió una desmejora relativa en relación con el primer trimestre de 2019, el último antes del inicio de la pandemia de coronavirus.
Al respecto, advirtió que en los cuatro años transcurridos, los cambios más importantes “se observan en el mayor peso de los hogares en condición de pobreza (especialmente en la indigencia), con la paralela disminución de los segmentos acomodados y medio”.
“Esto se traduce como un deterioro simultáneo en las condiciones de vida en los grupos de mayores y menores ingresos”, completó.
En el primer trimestre de 2023, la pobreza se ubica en 15,8% de los hogares (213.000 casos) y 21,8% de las personas (673.000 habitantes), guarismos superiores a los del mismo período del año anterior, cuando fueron de 15,2% y 20,3%, respectivamente.
Sin embargo, más allá de la variación de la pobreza total, la Dgeyc destacó “el cambio en la composición”, con una mayor proporción de indigentes a costa de una disminución de la de los pobres no indigentes.
En el primer trimestre de 2022, del 15,2% de hogares pobres, 10,5% fueron pobres no indigentes y 4,7% indigentes, mientras que un año después, del 15,8% total 10,3% fueron hogares pobres no indigentes y 5,5% indigentes.
Es decir que en los doce meses transcurridos, la proporción de hogares indigentes sobre el total de hogares pobres pasó del 30,9% al 34,8%.
El incremento de la indigencia se muestra con mayor nitidez en la medición de las condiciones de vida por personas, lo que a su vez revela el nivel de hacinamiento de los hogares indigentes: en el primer trimestre de 2022, del 20,3% de la pobreza total, 14,4% correspondió a pobres no indigentes y el 5,9% restante a indigente, en tanto en el mismo período de 2023, sobre un total de 21,8%, 13,4% (un punto porcentual menos) fueron pobres no indigentes y 8,4% (2,5 puntos porcentuales más) fueron indigentes.
De esa forma, la proporción de indigentes sobre la pobreza total pasó en un año del 29,1% al 38,5%.
En los otros estratos sociales, los pobres no indigentes pasaron en el período analizado del 7,6% al 10,1%, el sector medio frágil se redujo del 12,1% al 10,6%, la clase media tuvo un leve incremento del 48,2% al 49,2% y, por último, los sectores acomodados pasaron del 11,8% al 8,2%.
En su clasificación, la Dgeyc considera indigentes a aquellos cuyo ingreso total mensual no alcanza para cubrir la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y pobres no indigentes a quienes no pueden cubrir la Canasta Básica Total (CBT).
En el sector de no pobres vulnerables se encuentran aquellos cuyo ingreso total mensual es de al menos la CBT y no alcanza la Canasta Total (CT) del Sistema de Canastas de Consumo.
Por su parte, el sector medio frágil está compuesto por quienes cuentan con un ingreso de al menos la CT, pero que no llega a cubrir el equivalente a 1,25 veces ese nivel.
En la clase media está la franja de hogares y personas cuyo ingreso total mensual es entre 1,25 y 4 veces la CT, y quienes exceden ese tope son considerados sectores acomodados.
Fuente Télam