La tumba del general Hernán Pujato, uno de los pioneros argentinos en la Antártida e impulsor del plan que consolidó la proyección argentina sobre ese continente a mediados del siglo pasado, será visitada por primera vez hoy, cuando su sobrino nieto Enrique Piñeyro llegue a la base San Martín a bordo del rompehielos “Almirante Irízar”.
En 1948 Hernán Pujato era un coronel que cumplía funciones de agregado militar en Bolivia y que aprovechó una visita a ese país del entonces presidente Juan Domingo Perón para presentarle su plan antártico, una estrategia que buscaba afianzar la bicontinentalidad argentina a través de un programa de cinco puntos que incluía la instalación de bases en el territorio antártico, la creación del Instituto Antártico Argentino, la adquisición de un rompehielos, la instalación de familias en la Antártida y la organización de una expedición terrestre al Polo Sur.
La expedición polar argentina fue el único de los objetivos que Pujato no pudo ver cumplido, porque el golpe de Estado de 1955 contra el peronismo lo depuso de sus funciones antárticas, aunque algunos años después sería logrado por uno de sus colaboradores, el general Edgar Leal. (Varios años después, en 1982, durante la guerra de Malvinas, un Pujato de 78 años se presentó ante las autoridades de la dictadura para ofrecerse como piloto de un avión cargado de explosivos y estrellarse contra el primer buque de la flota británica con el que tuviese oportunidad).
La primera de las bases antárticas fundadas por Pujato fue la San Martín, el 21 de marzo de 1951. Está ubicada en el islote San Martín, en proximidades del Mar de Bellinhaussen y es donde descansan sus cenizas.
Enrique Piñeyro, un martillero y corredor público de 51 años oriundo de la localidad bonaerense de Bella Vista, es sobrino de Pujato.
Entrevistado por Télam acerca de su inminente visita y su vínculo con Pujato, Piñeyro señaló: “Se estrechó muchísimo cuando fue lo del atentado a la embajada de Israel. Él vivía en Arroyo y Juncal, frente a esa sede diplomática, y por causa de la explosión su departamento se vino abajo casi por completo. Mi mamá era sobrina de su esposa y, como sabía que yo estaba trabajando en Capital (Federal), me llama para que vaya a ver cómo estaban ellos dos porque no se podía comunicar por teléfono”.
“Cuando salgo de la oficina ya se podía ver el hongo que había dejado la explosión. Un poco en colectivo, un poco a pie, llegué hasta el edificio (donde vivía) y observé que el edificio colindante estaba implosionado. Al no haber pared medianera, pude verlos a él y a su esposa, ya viejitos, sentados los dos juntos en un sofá con la mirada perdida esperando que algo suceda”, recordó.
Piñeyro enfatizó que le resultó “todo un trabajo” convencer a Pujato que tenía que abandonar su casa e ir, junto a “Peti”, su esposa, a la casa de su sobrina en Bella Vista, localidad del noreste del conurbano bonaerense. Al tiempo, se le asignó un lugar en Campo de Mayo, donde vivió mientras reparaban el edificio, aunque, años después, regresó a Campo de Mayo hasta el final de su vida.
“Por una casualidad laboral -relató Piñeyro-, conocí a un general con quien en medio de una conversación tocamos mi parentesco con Hernán. Ese general habló con otro y me dijeron que alguna vez me iban a traer a la base San Martín a visitar su tumba por ser una de las más queridas por él”.
Y añadió: “Desde chiquito, siempre supe que Hernán había sido muy importante para Argentina en la Antártida. Mientras crecí fui averiguando y encontrándome con los recortes que guardaba mi mamá de notas periodísticas sobre su carrera. Estos últimos años me interioricé más. Quedé sorprendido acerca de todo lo que pudo hacer con los recursos de hace 75 años y que puso fondos propios para avanzar en esas actividades”.
“Me parece una experiencia increíble estar acá (en la Antártida) y es impresionante la vocación de servicio de todos los que están a bordo, creo que en todo lo que veo hoy se reflejan también los sueños de Hernán”, completó Piñeyro.
La Base San Martín está localizada en el islote San Martín del grupo de islotes Debenham en Bahía Margarita, al oeste de la Península Antártica, siendo la más occidental de las bases argentinas; el entonces coronel Hernán Pujato impulsó y protagonizó su construcción, además de ser el primer jefe de la base y primer director del Instituto Antártico Argentino, creado ese mismo año. En ese momento fue la base más austral del mundo, situada al sur del Círculo Polar Antártico.
La base cuenta con el Laboratorio Antártico Multidisciplinario San Martín (LASAN), que concentra las actividades científicas. Principalmente se realizan estudios de geomagnetismo, ionosfera, fitoplancton, geodesia y glaciología; en este campo se estudia el desplazamiento de glaciares junto con científicos alemanes a través de un convenio con el Instituto Alfred Wegener.
También posee un Mausoleo en el islote Bárbara, donde están depositadas las cenizas del Gral. Pujato. Si bien la flora se limita a algunos líquenes y musgos, la fauna es diversa: orcas, focas cangrejeras y de Weddell, pingüinos Adelia, skúas, gaviotas y cormoranes; se trata de una zona de fuertes vientos de hasta más de 200 km/h y temperaturas que en invierno alcanzan los -37ºC, pero en verano se han registrado hasta 8ºC. Entre junio y noviembre el mar se congela lo que permite realizar patrullas con medios terrestres sobre la capa de hielo marino.
(Por Julio Mosle – Corresponsalía itinerante Sector Antártico Argentino)
Fuente Télam