La comunidad educativa del Centro Educativo Isauro Arancibia (CEIA), en el barrio porteño de San Telmo, reclamó hoy respuestas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires debido a que el establecimiento está cerrado desde hace más de una semana y no pueden dictarse clases ya que permanece inundado con fluidos cloacales por las obras en el Metrobus que pasa por la zona.
“Escuela cerrada por aguas cloacales”, “Queremos a los estudiantes en clases, no en la calle” y “Se nos caen a pedazos las escuelas”, fueron algunas de las consignas que acompañaron la jornada en la escuela, que hace más de 20 años trabaja con personas en situación de calle.
Con una conferencia de prensa y movilización, la comunidad reclamó respuestas del Gobierno porteño para poder volver a abrir sus puertas a los 800 estudiantes que concurren a jardín maternal, primaria y secundaria, como así también a capacitación en oficios y emprendimientos de la economía social.
Según explicaron las autoridades, las obras del Metrobus en la zona taparon las salidas cloacales y los fluidos comenzaron a emerger dentro del centro educativo, que debió cerrar sus puertas.
“Tenemos la escuela llena de excrementos y aguas servidas; no se puede estar adentro hace 10 días”, denunció la coordinadora del establecimiento, Susana Reyes, quien enfatizó que “lo peor de todo es el silencio de las autoridades, como forma de violencia total”.
“Hay un desamor, una desatención por la educación pública, que evidencia lo mentiroso del discurso de (Horacio Rodríguez) Larreta cuando dice que la educación es lo prioritario para ellos, mientras no garantizan la educación a quienes más lo necesitan”, expresó en diálogo con Télam.
Durante la jornada de protesta, la coordinadora aseguró que los y las chicas esperaban “ansiosos volver a las clases” para estudiar y aprender oficios, para “socializar con sus compañeros”, sin embargo se encuentran “nuevamente en la calle”.
“Pensamos seguir presentes, presionando y resistiendo para que esto se resuelva rápidamente. Pero al no haber comunicación, no sabemos cuál es la situación, cuándo se termina, si empezaron (los arreglos) o no”, apuntó Reyes.
Desde los pasillos de la escuela, donde aún permanece el olor por los fluidos cloacales que emergen, presidenta del centro de estudiantes Teresa Pereyra enfatizó en la necesidad de que “los pibes y pibas vengan a estudiar y no estén en la calle”.
“Esto nos afecta un montón porque acá vienen muchas personas en situación de calle que vienen a dejar a sus hijos y buscar los alimentos. Esperamos una pronta solución”, aseguró.
Tras advertir, diez días atrás, la emergencia de aguas servidas dentro de la institución y “el riesgo sanitario” que supone, las autoridades hicieron los reclamos necesarios a Agua y Saneamientos Argentinos (Aysa), el Ministerio de Educación porteño y el Programa Centro de Actividades Infantiles (CAI), que funciona en el establecimiento.
“Habían iniciado las clases y ni siquiera habíamos sido notificados de que había un problema con la cloaca, al segundo día de clase ya las tuvimos que levantar. Desde ahí no tenemos respuesta”, señaló por su parte Marisol Lastra, docente de taller en la escuela.
“Después de hacer los reclamos apareció un cartel con una fecha de finalización de obra a fines de marzo, ¿es decir que los estudiantes van a pasar todo el mes de marzo sin clases, sin tener posibilidad de alimentos?”, sostuvo consultada por esta agencia.
En ese sentido, continuó: “Sabemos que esta escuela es problemática para el Gobierno de la Ciudad, que nos quieren cerrar o reubicar porque no les conviene que estemos todo el tiempo denunciando las falencias que tiene, que nos mandan las viandas podridas, que el edificio se cae pedazos, que no tenemos baños o que nos sacan constantemente personal”.
Durante la conferencia, estuvieron presentes también los legisladores porteños del Frente de Todos, María Bielli y Matías Barroetaveña, representantes de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), de organizaciones sociales como Proyecto 7 y cooperadoras de escuelas cercanas.
“‘Cada día de clase cuenta’ es el slogan del jefe de gobierno porteño pero evidentemente en escuelas como estas, que tienen un proyecto educativo inclusivo, de puertas abiertas, se ve que cada día de clase no es tan importante”, cuestionó Bielli.
Y apuntó: “Es una marca de gestión que se ha empecinado en ir contra la escuela pública y en recortar presupuesto de infraestructura pública educativa”.
Fuente Télam