El rapero Pablo Toro, conocido artísticamente como El Doctor, proclama que entre su público están representadas “todas las clases sociales” y que en sus recitales “gente de plata y de la villa” terminan fundidos en “abrazos” porque “el trap es un estilo de vida”.
En una charla con Télam antes de su presentación de mañana en el estadio de Obras Sanitarias en el marco de la segunda edición del festival Nación Urbana, el cantante nacido en Parque Patricios y criado en el partido bonaerense de La Matanza explicó también por qué su música conecta con la esencia del punk rock del underground.
“Yo siento que el trap es el nuevo punk. El rap también es algo así, pero el trap es el que junta al heavy con la cumbia en un solo público, algo que pasa mucho entre la gente que viene a verme”, señaló Toro, al conversar sobre su recorrido y su actualidad como uno de los exponentes del llamado “real trap” que se nutre de sus propias vivencias para traducirlas, casi siempre, en barras controversiales sobre armas, sustancias y sexo.
Honestidad brutal, parece ser la ecuación que lo habilita a mostrarse tal como es, aún a riesgo de ser “cancelado”: “Es difícil porque yo no actúo. Mi vida es una película de rap y trap. Estoy metido en eso cien por ciento todos los días. Y es difícil porque yo no me echo atrás cuando hay un problema. No me vas a ver nunca asustado ni escondido debajo de la cama y eso también trae sus dificultades”.
Más de una vez debió resolver las diatribas con abogados, pero a esta altura asegura que están todos “solucionados”: “Tengo amigos que están presos y veo pibes (de la escena del trap) que capaz quieren actuar y aparentar, pero cuando les toca vivir algo así no se la bancan”.
“Son situaciones de las que uno quiere salir, pero es difícil por estar tan metido en ese entorno. Lamentablemente, donde lo mires hay drogas, armas y groupies. La sexualidad también es algo que está muy metida en mi música. Me agarro mucho de eso también y, bueno, es todo real como parece”, señaló.
La diplomacia nunca será lo suyo y es por eso que es capaz de entregar, suelto de lengua, algunas definiciones que podrían ponerlo de vuelta en el ojo de la tormenta, aún antes de subirse al escenario con colegas de la escena argentina como Bardero$, Lucho SSJ, Ronpe 99 y españoles de la talla de Cráneo, Lasser y Santa Salut: “Hay artistas que no conozco y que sobran, que no los hubiera puesto en el festival”, señaló.
Sin embargo, rescata que el Nación Urbana es “el más groso y el más prolijo” de la escena del hip-hop y que compartirá escenario con algunos colegas con los que mantiene “afinidad, ‘feeling’ y hasta amistad”: “En general nunca participo de eventos así, pero este me parece el mejor porque es algo que nunca se hizo”, elogió.
El rapero, que el año pasado tuvo su bautismo en los grandes festivales con el el Primavera Sound Buenos Aires, también confiesa que sigue sin escuchar “música en castellano” y que sigue siendo fiel al “rap yankee” que influenció su búsqueda artística mucho antes de la explosión popular que atraviesa el género: “Sigo manteniéndome fiel al sonido de Chicago, a artistas como Chiraq y todo eso y también a la escena de Atlanta”.
Al evocar sus comienzos en el rap en épocas en los que “ si eras menor no podías competir en las batallas de freestyle”, señaló que ya en ese entonces “rapeaba re afilado y re desquiciado”. “En ese momento tenía la pila de un pibe de 14 años que a otra edad ya no tenés. Me gustaría ir a competencias porque es algo que nunca pude hacer. Con mi música tardé en ponerme las pilas hasta que un día lo pude hacer”, acotó.
“Hablé con amigos y managers de la escena que me dijeron que si hacía todo bien en un par de meses podía haber un estadio de El Doctor. Yo creo que si me pongo las pilas y hacemos todo bien con el equipo, seguimos con la estrategia de levantar la vara, cada día con más oyentes que tengo por suerte, la gente me lo demostró, vamos a lograrlo”, añadió sobre su presente, tras haber colmado el año pasado salas como Groove y Niceto Club.
En el mediano plazo, llevará el buen presente que trajo su último disco “Fafa” al Teatro de Flores pero apunta a consagrarse en solitario en escenarios con historia como Obras y Luna Park: “Cuando hice mi primer Groove que estuvo explotado, no lo podía creer y pensaba que iba a estar como la cancha de un club que no es de mi agrado”, añadió el músico con pasado e historia en la barra de San Lorenzo.
Télam: ¿Cómo te llevás con la aceptación que estás teniendo dentro de la escena cuando antes te miraban de reojo y que aquellos que antes te cerraban puertas hoy estén pendientes de lo que hacés?
El Doctor: Y es un flash. Todavía no me relajé pero sí que estoy trabajando y me esforcé mucho para que pase esto que está pasando ahora. Las cosas no iban a caer del cielo. Cuando grabé los temas y los subí a internet, sabía que tenía algo que nadie había hecho. Por algo estoy acá: porque mis temas y mi música son diferentes. No me copié tanto de mis ídolos, aunque sí es cierto que me marcaron e inspiraron.
T: Hablando de ídolos, hace poco grabaste con Las Manos de Filippi ¿Cómo resultó esa colaboración?
ED: Sí, y ahora volvimos a grabar de vuelta. Y yo les hice caso a lo que querían ellos. Fuimos al estudio ese de Warner y nos pusieron a uno que más que productor parecía, no sé, un electricista. Era como ir a comer a lo de alguien y tener que llevar los cubiertos. Si te quedás con los productores que te pone Warner estás en el horno (risas). En realidad habíamos grabado “Cutral Co” pero pasó que le pusieron el fierro a Cristina (Kirchner) y no querían quedar cancelados los de las Manos en sus treinta años, entonces sacamos los “Método Piquetecno” donde participé un toque. Grabamos unos temas nuevos que los quise meter en el disco pero no se dio: había un tema en el que le tirábamos ‘beef’ a Gustavo Santaolalla.
T: ¿Y por qué no lo editaron?
ED: Yo me agarré un poco de lo que hacían ellos y, bueno, le tiramos con nombre y apellido como hacían ellos. “Santaolalla la concha de tu hermana, Santaolalla viejo busca fama”. Pero los de las Manos, cada uno por su cuenta, me dijo ‘Doctor, todavía tenes mucho por delante, no te quemes con este viejo que ya fue’. Y es verdad, porque sin querer le iba a dar el gusto al viejo para que tenga más fama. Según él, inventó el rock nacional.
T: ¿La música puede redimir o sanar algo? ¿Cómo es ir a tocar a las cárceles?
ED: Es un show diferente porque cuando llego a una cárcel saludo a uno por uno. Me ven llegar y no hay mucho misterio como cuando voy a un boliche donde hay un camarín y la gente espera a que salga El Doctor. En las cárceles hay mucha gente que me escucha y que no tiene esa voluntad de querer rescatarse, que no quiere estudiar o hacer conducta para sumar puntos con la yuta, entonces es muy difícil porque sólo me puede ver el público carcelario que apunta a rescatarse. A mí me escuchan muchos presos que son chorros y que no les da por ir al pabellón universitario. Los eventos en las cárceles n o son todos iguales y eso también es un flash. Ahora vamos a empezar a hacerlo de vuelta cuando me libere un poco del disco que estoy haciendo. Va a ser un álbum doble con un montón de canciones. Lo voy a dividir en dos para no sacar uno con más de cuarenta.
T: ¿Te ofrece otras posibilidades abordar la música desde un lugar más conceptual como el que ofrece un álbum?
ED: Algunos dicen que el concepto de disco se está perdiendo pero yo siento que todas las generaciones nuevas que están viniendo están apuntando también a hacer discos y todo eso. Lo que noté es que ahora están empezando a meter más temas. Hubo un momento en el que todos sacaban ocho temas y yo estoy acostumbrado a que los discos tengan un par de temas más. Este disco tiene un par de testimonios buenos, cosas de mi juventud. Encontré un pendrive con un montón de instrumentales que tuve que ir rehaciendo. Algunas cambiaron totalmente para que el productor tuviera participación y otras, con las que me había encariñado, quedaron iguales. Le pedí que las hiciera así como estaban porque hay música que tiene como un dolor en el aire.
Fuente Télam