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Más de 100 investigadores cuestionan el “colonialismo científico” en el conocimiento de las aves

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Más de 100 investigadores de 20 países -entre ellos 24 de Conicet- propusieron una serie de acciones para superar el “colonialismo científico” en el estudio de las aves en la región tropical de América, al publicar dos artículos donde identifican que trabajos de revistas internacionales sobre la ornitología neotropical fueron realizados por científicos del norte global sin tomar en cuenta ni a los especialistas de las zonas donde habitan sus objetos de estudio ni el conocimiento vasto de los pueblos indígenas y campesinos sobre la temática.

“La principal motivación que nos llevó a unir las voces de muchas personas que nos dedicamos a la ornitología en el neotrópico fue que en 2020 salió un volumen especial en la revista Ornithological Applications que daba una especie de ‘hoja de ruta’ para avanzar en el conocimiento de la disciplina en esta zona y proponía una serie de cuestiones que demostraban un desconocimiento de los autores -todos del norte global- sobre cómo se vive, se trabaja y se construye conocimiento en el sur global, y particularmente en el neotrópico”, detalló a Télam Carolina Miño, investigadora del Conicet en el Instituto de Biología Subtropical (IBS, Conicet – UNaM), una de las autoras de los trabajos.

En respuesta a este material, más de un centenar de científicas y científicos de 91 instituciones de 20 países de las Américas elaboraron dos artículos publicados ayer en la misma revista (Ornithological Applications) que surgieron a través de un proceso de reflexión colectiva durante dos años; de este equipo participaron 24 miembros del Conicet que se desempeñan en diez instituciones de distintas provincias del país.

Miño señaló que aquel artículo de 2020 se inscribe dentro de lo que se conoce como “colonialismo científico”, un fenómeno que “tiene diversas aristas e impactos en la forma que conocemos, en este caso, a las aves”.

Y continuó: “Por ejemplo, nos obliga a conocer a las aves desde ciertas teorías o aplicando ciertas metodologías que se aplican en el norte global e impide la construcción del conocimiento propia de otros lugares, que queda invalidado e invisibilizado, como por ejemplo los aportes de los pueblos indígenas o las comunidades campesinas; pero a nivel más general esto también sucede con los aportes de las mujeres, las disidencias, las personas con discapacidad, etc. que permiten conocer el objeto de estudio y construir conocimiento”.

Según las y los autores, esto se refleja con el nombre de las aves: “Los pueblos indígenas de América Latina tienden a denominar a las aves por su comportamiento, sus sonidos o la época del año en que están presentes, lo que refleja tanto el conocimiento de su ecología como un método inequívoco de identificación de las especies; en cambio, la ornitología canónica utiliza palabras en inglés que reflejan categorías taxonómicas amplias y a menudo ambiguas, como una ubicación geográfica general o el aspecto de ejemplares de museo, que no siempre son útiles y pueden incluso traer confusión”, explicaron en el documento.

Al dar otro ejemplo concreto pero de la situación más general de la problemática del colonialismo científico, Miño describió que “se habla de ‘historia natural’, esto implica ir al campo donde está el ave que querés estudiar y pasarse horas mirándola, observando su comportamiento, sus sonidos, sus interacciones con otras especies, etc. e ir tomando nota con un lápiz y papel; pero cuando querés compartir eso con el mundo, para que pueda ser validado, lo que tenés que hacer es escribirlo en inglés y publicarlo en una revista que te cobra en dólares para publicarlo y a otros por leerlo”.

“Todo esto, que pasa con la ornitología pero también sucede en otras disciplinas, es lo que nosotres identificamos como barreras sistémicas para la construcción de conocimiento científico. Hoy pareciera que sólo pueden hablar de aves varones blancos de la academia norteamericana; nosotres pensamos que lo más importante de la ciencia es cuestionar y cuestionarse, y eso es lo que tratamos de hacer en estos artículos. Y es algo que se viene haciendo desde muchas disciplinas”; sostuvo.

Algunas de las acciones concretas que se proponen aplicar en el corto y mediano plazo son “advertir, cuestionar e interrumpir los sistemas que perpetúan las jerarquías de clase, raza, género y geografía en la producción y acceso al conocimiento”.

También recomiendan que las instituciones científicas financien directamente las revistas regionales y nacionales, fomentando el modelo de Acceso Abierto, en lugar de invertir dinero en pagar las tasas que cobran las editoriales comerciales.

Otra recomendación es que se revisen las agendas de investigación y criterios de financiación para priorizar los proyectos y las prácticas que interrumpen las narrativas coloniales, recompensar más a las colaboraciones equitativas y éticamente transparentes y valorar los trabajos con liderazgo compartido, entre otras.

“Confiamos en que las medidas que proponemos tendrán amplio consenso en la comunidad científica y que realmente ayudarán a avanzar en el estudio y la conservación de las 3.700 especies de aves que habitan América Latina y el Caribe,” concluyó.

Además de Miño, de Conicet participaron de los dos artículos las y los investigadores Kristina Cockle, Eugenia Bonaparte, Carlos Araújo, Facundo Di Sallo, Karina Speziale, Valeria Ojeda, Sergio Lambertucci, Silvina Ippi, María Gabriela Núñez Montellano, Gabriela Mangini, Facundo Gandoy, Adrián Di Giacomo, Cecilia Kopuchian, Juan Ignacio Areta, Alejandro Pietrek, María Emilia Rebollo, Juan Manuel Grande, Fernando López, Victor Cueto, Martín Quiroga, Valentina Ferretti, Emilio Jordan, y Jorge Noriega.

Fuente Télam

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