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Monitorean el témpano que se desprendió en la Antártida para evitar que afecte trayecto del Irízar

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El Instituto Antártico Argentino (IAA) obtuvo las primeras imágenes satelitales nítidas del témpano que se desprendió el pasado domingo de la Antártida, cuya superficie equivale a siete veces la Ciudad de Buenos Aires, y que está siendo monitoreado para evitar que afecte el trayecto del rompehielos ARA “Almirante Irízar”, que hoy zarpará desde Ushuaia hacia el continente blanco, informaron a Télam autoridades del organismo.

Se trata de dos imágenes que fueron tomadas por el satélite argentino Saocom 1A de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae): una de ellas se registró el lunes a las 14 horas y la segunda, que muestra al témpano más separado, fue obtenida ayer.

“Hay otras imágenes del témpano circulándose, pero son ópticas y tienen nubes. En cambio, esta imagen tomada por el satélite argentino tipo radar es más nítida porque la luz la genera el propio satélite, envía una señal de radar, atraviesa las nubes, llega hasta la superficie y vuelve. El satélite puede ver a través de las nubes”, dijo a Télam Sebastián Marinsek, jefe del Departamento de Glaciología del IAA.

El científico advirtió que el peligro del témpano es que se mueve y es una pared que tiene 40 metros de alto, 40 kilómetros de ancho y 60 kilómetros de largo.

“Si un barco se lo encuentra de frente tiene que dar la vuelta o esquivarlo, ese es el problema; es un objeto muy grande de 1.500 kilómetros cuadrados”, precisó.

Por ese motivo, desde el IAA se contactaron con el capitán del rompehielos Irízar Carlos Recio, e intercambiaron información con el equipo de glaciólogos que forma parte de la tripulación.

El experto en glaciares afirmó que el desprendimiento “no va a afectar a Base Belgrano II de Argentina”, ubicada a 350 kilómetros del lugar, pero aclaró que “es necesario monitorear cuando pase el rompehielos Irízar que esté a una distancia prudencial”.

No obstante, señaló que la Antártida tiene 14 millones de kilómetros cuadrados de glaciar, y es necesario analizar la masa de hielo desprendida en ese contexto.

“Cuando el glaciar es muy grande los témpanos que se desprenden también son grandes, entonces 1.500 kilómetros cuadrados contra 14 millones es una porción chiquita con respecto a la Antártida, es importante ponerlo en proporción”, explicó.

Marinsek señaló que se trató de un desprendimiento “natural” vinculado al propio ciclo de los glaciares.

“El desprendimiento se dio por causas naturales y por el momento no detectamos fauna en la zona, porque en algunos meses se congela ese lugar y el témpano quedará atrapado ahí con el agua congelada, quieto hasta que el año que viene se descongele de vuelta. Desde el punto de vida humano, presenta un problema de navegación a considerar”, añadió.

En cuanto al nivel del mar, aseguró que el témpano no afectará porque “ya estaba flotando desde antes de desprenderse y lo sigue haciendo” y “tarde lo que tarde en derretirse, ya está en equilibrio con el mar”.

En tanto, sobre antecedentes de características similares, recordó que en 2017 se desprendió un témpano de 6.000 kilómetros cuadrados, y en 2021 otro de 1.200 kilómetros cuadrados.

El lunes, el British Antarctic Survey (BAS), un organismo que investiga las regiones polares, había informado que el bloque de hielo se desprendió de la banquisa entre las 19 y las 20 del domingo, después de que una fuerte marea ensanchara una grieta que ya existía en la plataforma de hielo.

Esta información también fue confirmada por el registro sísmico en la estación sismográfica BELA, perteneciente a la Red Argentino-Italiana de Sismógrafos Antárticos (Asain) que opera en la Base Belgrano II. Se trata de una red permanente de sismógrafos de alta sensibilidad que opera en la Antártida desde 1995.

En 2016, el BAS decidió desplazar la base Halley VI a otro lugar situado a unos 20 km por temor a que quedara a la deriva sobre un iceberg.

Según consignó la agencia de noticias AFP, ya se había desprendido otro iceberg de una talla similar hace dos años en la misma zona, bautizada plataforma de hielo Brunt y sobre la cual se sitúa la base británica de investigaciones Halley VI.

“Este desprendimiento era esperado y es parte del comportamiento natural de la plataforma de hielo Brunt. No está vinculado al cambio climático”, explicó el glaciólogo Dominic Hodgson.

La Brunt es probablemente la plataforma de hielo más monitoreada de la Tierra, con una red de 16 instrumentos GPS que miden la deformación del hielo cada hora, aseguraron desde BAS.

Fuente Télam

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