¿Cuántos guardavidas debe haber en los natatorios? ¿Con qué frecuencia se cambia el agua? ¿Cuáles son los elementos de seguridad? ¿Qué no puede faltar en la mochila? Estas son algunas de las dudas más frecuentes a la hora de enviar a las niñas, niños y adolescentes a las colonias de vacaciones que empezaron esta semana en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Luego de tres años con protocolos sanitarios para prevenir el coronavirus en polideportivos y clubes, volvieron a ser protagonistas en estos días las medidas de seguridad que garantizan la protección de chicas y chicos en las piletas de las colonias de verano.
Si bien cada distrito cuenta con sus propias ordenanzas, en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires las normas generales que regulan el funcionamiento de los natatorios son similares.
En ambas jurisdicciones, las paredes y el fondo de la pileta deben estar revestidos con materiales impermeables, lisos y de color claro de fácil limpieza, mientras que las marcas, divisiones o andariveles son de color oscuro.
También se establece la demarcación de pendiente y, en la provincia de Buenos Aires, el límite con profundidades mayores a 1,50 metros debe estar indicado con un cartel, de acuerdo al Decreto 3181/2007.
A su vez, deben estar instalados lavapiés y duchas en el ingreso a la pileta, la cual tiene que estar rodeada por material antideslizante y cercada perimetralmente.
Entre las consultas más repetidas de madres y padres, se destacan las dudas sobre la seguridad y el personal de la colonia, dijo a Télam Cecilia Rizzuti, médica pediatra e integrante del Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría.
“El elemento de protección más importante es el adulto. No podemos confiar en los flotadores ni en los bracitos”, aseguró la especialista.
En la Ciudad de Buenos Aires, donde funciona el programa gratuito de Colonias Deportivas para niñas y niños de 4 a 12 años, en cada polideportivo se conforman grupos de entre 25 y 30 chicos a cargo de un profesor de Educación Física y de un auxiliar que es estudiante de la carrera.
Asimismo, la pileta debe contar con un guardavidas por cada 100 personas, que tiene que estar equipado con un silbato, una rosca (el salvavidas circular reglamentario) y un botiquín de primeros auxilios.
Respecto a la atención médica, Roberto Vieyra, director operativo de la colonia de Parque Sarmiento, dijo a esta agencia que “hay un médico y dos enfermeros de manera permanente. Y, paralelamente, hay un equipo que funciona en la pileta fijo”.
Durante la recorrida de Télam por el predio ubicado en el barrio de Saavedra, Vieyra detalló que las niñas y niños hacen pie en todo momento en el natatorio y señaló que por día hay dos turnos de pileta, donde se les brindan elementos como los flota flota o tablitas.
“A la mañana se hace una clase dirigida que depende de la dinámica del profesor, algunos la hacen de forma más recreativa, otros más directa. Y a la tarde es pileta libre para que los chicos jueguen”, agregó.
A la entrada del piletón de menor profundidad para los más chicos, puede leerse en el piso pintado con letras negras: “Terminantemente prohibido correr”, frase que repiten una y otra vez los profesores mientras las niñas y niños se zambullen en el agua.
Estas advertencias se inscriben en lo que se llama “prácticas saludables”, precisó Rizzuti y añadió que son necesarias para evitar resbalones y raspones, que “son muchísimo menos peligrosos que un ahogamiento”.
Sobre este punto, la pediatra agregó que “la prevención es fundamental porque el ahogamiento es un problema en todo el planeta” y señaló que las niñas y niños “son más vulnerables porque tienen cero conciencia del peligro”.
En tanto, en las colonias de la provincia de Buenos Aires hay un cuidador cada 15 niños de edades que van de tres a cinco años y un profesional cada 25 niños de seis a dieciséis años.
Para actividades acuáticas, la relación debe ser de un profesor de Educación Física cada 12 niños en el primer nivel de edad y de uno cada 20 en el segundo nivel, de acuerdo a la ley 13.424.
Además, la norma establece que las instituciones deben tener cobertura de emergencias y un servicio médico permanente, mientras que las colonias con natatorios tienen que contar con guardavidas en una relación de uno cada 50 chicas y chicos.
Respecto a la calidad del agua, tanto la Disposición N° 329/2017 de la Ciudad de Buenos Aires como el decreto bonaerense 3181/2007 establecen que debe tener la claridad suficiente como para permitir que un disco negro, pintado sobre fondo blanco, de 0,15 metros de diámetro ubicado en la parte más profunda de la pileta, sea perfectamente visible desde un costado.
También se indica que el agua debe cumplir con parámetros fisicoquímicos y bacteriológicos que tienen que ser analizados diariamente, al tiempo que no puede tener espumas ni cuerpos extraños flotantes y el fondo debe estar libre de cualquier suciedad.
Para mantener el agua, la norma bonaerense estipula los siguientes métodos: vaciamiento periódico, el agua se retira por completo y se llena con agua nueva; renovación continua, el agua se escurre y entran simultáneamente nuevos volúmenes; o recirculación, se hace circular el agua a través de un sistema de filtrado o purificación para permitir la renovación total.
Asimismo, las bocas de entrada y salida de aguas deben instalarse garantizando una circulación uniforme, y estar protegidas con rejillas aseguradas para evitar los efectos de succión.
Por su parte, la Disposición porteña prohíbe la aplicación directa de productos, como el cloro, por lo que se debe contar con un sistema de dosificación automático.
Sobre este punto, Rizzuti explicó que, luego de la colonia, “el cloro lo sacamos del cuerpo con un baño y humectamos la piel si es un niño con dermatitis atópica, pero es necesario su uso para no contraer, por ejemplo, otitis, que es la infección más común, gastroenteritis o hasta un síndrome urémico hemolítico”.
En cuanto a qué cosas no pueden faltar en la mochila de las chicas y chicos, desde la Secretaría de Deportes porteña indicaron que se debe colocar una muda de ropa, ojotas, toallas, gorro para el sol y llevar la malla puesta desde la casa, al tiempo que recomendaron poner una gorra de pileta y colocar tanto el protector solar como repelente de mosquitos antes de ingresar a la colonia.
Por último, remarcaron que no hay que llevar celulares, tablets ni alimentos y bebidas, ya que tanto la comida como la hidratación son provistas por las colonias.
Fuente Télam